2 de agosto de 2010

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-Hablas en sueños.



Me ruboricé.


-¿Qué oiste?


Sus ojos se suavizaron.


-Dijiste que me querías.


-Eso ya lo sabías - le recordé.


-Da lo mismo, es agradable oirlo.


-Te quiero - susurré.


-Ahora tu eres mi vida - se limitó a contestar.

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