-Hablas en sueños.
Me ruboricé.
-¿Qué oiste?
Sus ojos se suavizaron.
-Dijiste que me querías.
-Eso ya lo sabías - le recordé.
-Da lo mismo, es agradable oirlo.
-Te quiero - susurré.
-Ahora tu eres mi vida - se limitó a contestar.
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